The Public Paperfolding History Project

Main Index Page

x

Un recuerdo puro by Miguel de Unamuno, 1910
 
'Un recuerdo puro' by Miguel de Unamuno is a memoir published in the newspaper "La Mañana" of Las Palmas de Gran Canaria on July 20, 1910.

The transliteration was kindly provided by Juan Gimeno.

**********

Original Text

**********

Transliteration

UN RECUERDO PURO

Miguel de Unamuno (La Mañana, Las Palmas, 26 de julio de 1910)

Me llevo de esta ciudad de Las Palmas y de la parte toda de la isla de Gran Canaria que me ha sido dable recorrer, hartos recuerdos, recuerdos que confío en que florezcan en mi memoria. Y tal vez logre un día -¡Dios lo quiera- dar forma duradera a algunos de ellos.

Me llevo el recuerdo de un público atento y recogido, ansioso de entender y ansioso de conformar. De un público cuyo mejor aplauso es la atención.

Me llevo u recuerdo de mi excursión a Tejeda, tempestad de rocas petrificadas, y a Artenara; y el recuerdo del agradable sosiego de Teroro[1] donde pasé la noche de San Pedro oyendo el concierto de las ranas y de los caracoles marinos tocados junto a las hogueras. Y el recuerdo de aquel excelente alcalde, de don Manuel Acosta, cuyas atenciones jamás podré olvidar, y del médico Antonio Yáñez, con quien al punto me unió esa simpatía de los que sin conocerse se estaban buscando.

Me llevo el recuerdo de las horas de la tarde que mataba, mejor dicho, que vivificaba, en casa de Luis Millares, departiendo de lo humano y de lo divino –más acaso de lo divino que de lo humano- y bordeando de continuo el misterio entre una y otra taza de té. Y en aquellas lecturas entre aquel grupo de jóvenes que sueñan y que a su modo, un modo nada bullanguero, protestan.

Me llevo el recuerdo del silencio fiel de Macías Casanova, que me ha acompañado por donde quiera. Y no es por tener silencio vivo, no muerto, por escudero. Y ese silencio era también una protesta, más protesta que los estampidos de más de un declamador sedicente revolucionario.

Pero permitidme que ahora os hable de otro recuerdo que me llevo.

A los que por mal de nuestros pecados o por nuestra mala suerte nos ha cabido en ésta el llegar a una cierta notoriedad, nos persigue en múltiples formas la indiscreción pública. He de inquirir los desocupados qué comemos y qué bebemos. Pero sobre todo nos persiguen los coleccionistas de autógrafos de postales a quienes Dios confunda.

El hombre es débil. Y por serlo he sucumbido a las solicitaciones de esos implacables vampiros, pero os conjuro muy seriamente a que contribuyáis cuantos leáis estas líneas a acabar con esta costumbre, además de insustancial y ridícula, vejatoria para la dignidad humana. Sería un día de liberación espiritual para un pueblo aquel en que todos los coleccionistas y coleccionistas de autógrafos, álbumes y postales, los quemasen arrepintiéndose y haciendo propósito firme de no reincidir en tan feo vicio. Vicio de oquedad de espíritu. Que es lo peor de todos.

No me ha faltado el inevitable sablazo, por la intervención de tal o cual medianero, de una firma o de un pensamiento, como si pudiese pensarse por encargo.

Padres, los que tenéis hijas, apartadlas de esa manía. ¡Ah! Y no les enseñéis a tocar el piano.

Pero mientras uno y otra, guiados por la vanidad, me pedían la firma para su colección, presentáronseme un día en el cuarto del hotel tres niños hermanos, José, León y Domingo Padrón, con una carta y unos pliegos de papel blanco. Y en la carta, que una persona mayor redactara y ellos firmaron, me pedían les enseñase a hacer pajaritas y otros juguetes de papel por el procedimiento del plegado y del cortado. Les dije que volviesen.

Y volvieron, y en un rato, antes de salir, les hice un pingüino –y os aseguro que el haberlo inventado garantiza mi ingenio más que la mayoría de mis producciones literarias-, una rana, una mesita y algún otro juguete. Y les dije que volviesen de nuevo.

Y un domingo, a la mañana, volvió sólo el más pequeño, Domingo, de ocho años, y mientras yo, tendido en la cama, lejos de mis hijos, plegaba y cortaba papel para ellos, mantuvimos una conversación. Y no la olvidaré nunca.

Este niño me sacó mi niñez a flor de alma, este niño me infundió el sentimiento de respeto que al hombre se debe. Maxima debetur pueris reverentia. Aquel rato de la mañana del domingo, del día santo, fue un rato de oficio de pureza.

-Dice si hay aquí una alguna señorita que sepa enseñar a hacer estas cosas –me dijo Dominguín.

- Y yo, que no lo sabía.

-Dice que si hay en la Península algún libro en que se enseñe esto.

-Y yo, que se le hay, no no conozco.

-Y usted, ¿ha inventado estas cosas? –me preguntaba.

-Y yo, que unas sí y otras no. El pingüino, sí, lo he inventado.

Y me sentía crecer dentro de mi al sentir cómo crecía a los ojos del niño.

Me informé de su vida toda, de sus estudios. Me dijo que aspiraba a llegar a capitán. Es hijo de un militar. Y yo me veía, acercándome ya a los setenta, rendido, acaso de luchar con mis armas por mi patria. Y él, Domingo Padrón, defendiéndola cuando empezaba a recobrar su antiguo esplendor. Porque España volverá a ser grande y respetada.

-Y tus hermanos, ¿qué van a estudias? –le pregunté.

-Y él: “según las manías de ellos”.

¡Qué respuesta! Así es, la vocación suele ser manía, una forma de locura.

-¿Quién es el más listo de vosotros? –le dije.

-Y él: “mi padre dice que yo”.

-¿Y tú qué crees? –añadí.

-Y él sencillamente, sin petulancias: “lo mismo que mi padre”.

Esta serena y sencilla fe en el propio valor, fundada en el testimonio ajeno, es admirable.

Le hice un elefante, una tetera, un lirio, una góndola, una gorra de visera, una mitra, y el niño, que no me quitaba ojo, dijo con serena sencillez:

-¿No sabe nada más?

¡Ah, es tan poco lo que sabemos, tan poco!...

¡Sobre todo ante un niño! ¡Es tan poco lo que podemos enseñar a un niño...! Y lo que no podemos o no debemos enseñar a un niño es peor que si no lo supiéramos. Realmente es vanidad de vanidad, cuando no perversión de perversiones, aquello de Salomón que no quepa en el alma de un niño de ocho años que aspira a ser capitán de los ejércitos de su patria.

Le sometí a una especie de examen, me mostró sus conocimientos de geografía, le hice dibujar uno de esos deliciosos dibujos infantiles, un tío y un cuadrúpedo indefinible, fantástico, que tal vez sea la profecía de una fauna venidera. Le hice firmar el dibujo y me lo llevé como uno de mis recordatorios de Las Palmas.

La entrevista tenía que acabar. El se llevaba una buena colección, pero era mejor la que me dejaba. Me acordé de mis hijos, alguno de su misma edad. Me acordé de mis pequeños que esperaban la vuelta de su padre que se había ido allá lejos, más allá de los mares, y ocultando mi emoción -¡qué cobarde es el hombre!- le di un beso de despedida. Ese beso debió de repercutir a través de los mares, allá en mi hogar. Acaso en aquel mismo momento besara su madre a alguno de mis hijos.

Salió Dominguín de mi cuarto llevándose un gran gorro de visera hecho a su medida con un número de La Mañana, el elefante, la góndola, la mitra, la tetera y el lirio, todo en amable compañía, y me quedé yo pensando, mejor dicho, imaginando cosas indecisas y vagas.

No sé si algún día volveremos a encontrarnos en los caminos de la vida Dominguín Padrón y yo, pero si volvemos a encontrarnos, tal vez cuando él se halle en su primavera y yo en el invierno de mi existencia, ese encuentro despertará en mí el recuerdo de la horas más puras de mi vida.

Vive esa isla de Gran Canaria en una primavera perfecta; Dios quiera que en primavera perpetua vivan las almas de los que la habitan. Dios quiera que no sepan nunca más que lo que puede y debe saber un alma pura; Dios quiera que una manía sea llegar a ser capitanes de su patria, capitanes de una o de otra clase, que todo es arma y no menos la esteva del arado, el remo del barco, la vara del mostrador, o la pluma que la espada.

Y ahora sólo me queda enviar a esa ciudad de Las Palmas por mediación de Domingo Padrón, el que aspira a ser capitán, un nuevo saludo. Y no el último. Espero volver a verla.

[Nota de J. Gimeno: Errata del editor, debe decir Teror, población grancanaria, a 27 km de Tejeda.]